No sé qué decir.
No sé qué hacer. Ni qué pensar.
Si pienso, directamente me vuelvo loca.
Y pensando y pensando, me doy cuenta que desde hacía mucho antes de que le pasara ya lo sabía.
Es curioso lo insignificante que es todo, algo tan valioso como es una vida se marcha así sin más, como si no valiese nada, como si se tratase de cualquier tontería.
Y lo único que te queda es esa media sonrisa dibujada en su rostro.
Esa paz, esa gratitud.
Ese vacío interior y esa melancolía que se ahoga con el paso del tiempo, pero que ahí seguirá siempre.
Y te preguntas por qué ha tenido que ser todo tan pronto.
Y si te echará de menos.
Y si volverás a verle sabiendo perfectamente la respuesta.
Y también si se acordó de ti sabiendo que no os volveríais a ver.
Si se acordó de todo mientras sucedía.
Mientras dormía.
Mientras soñaba.
Mientras sonreía.
A las cinco de la mañana.
T.