Entre suspiros se hallaba la calma
que añoraba mi alma hostil,
cada vez más alejada de la carne
y del mundo que conocí.
Se encontraba mi desdicha en el silencio
sin el cual no podía vivir
y que me torturaba hasta el anochecer,
hasta ver al sol salir.
No sé en qué momento ocurrió
que dejé de ese cuerpo mi esencia ir
y solo sé que soñando con perderme
y sin quererlo me perdí.
"Ni sé tampoco en tan terribles horas
en qué pensaba o qué pasó por mí;
solo recuerdo que lloré y maldije,
y que en aquella noche envejecí."
T.
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